Si por lo general la productividad en España es directamente proporcional a los días que faltan para las navidades, en el sector público la cosa ya llega a extremos de ciencia ficción. Creo que en toda esta semana el tiempo efectivo de trabajo me hubiera llevado entre 4 y 5 minutos en condiciones normales, y eso sin anuncios de lotería, muñecas de Famosa ni campanas de Belén.
Pero, una vez más, Catalonia is not Spain, y hoy se me ha acabado complicando tontamente la mañana por culpa de una feria que habrá en Barcelona dentro de tres meses pero que aparentemente debe organizarse hasta los mínimos detalles antes del 24.
Después de haber recibido máximo tres llamadas de teléfono en dos meses, esta mañana no ha parado la actividad febril de los chicos de la feria. Una llamada: “te voy a mandar una newsletter” (manda lo que quieras). Otra: “¿has recibido la newsletter?” (espera que abro el correo) Tercera: “¿te gusta la newsletter? ¿no es ideal?” (jo, es superbonita, tía) otra más: “¿gustará a los finlandeses la newsletter?” (fijo que les encanta).
No es mi primera experiencia con conversadores telefónicos ultramotivados from Catalonia, pero es la última que les aguanto tanto. Quinta llamada: “¿cuáles son los mayores importadores de delicatessen en Finlandia?”. Bonita, en Finlandia hasta el arroz es delicatessen. En esta tierra no crece nada y sus habitantes no anhelan nada. No creo que exista el mayor importador … existirá El Importador o más probablemente no existirá, pero no te preocupes, que pregunto a los analistas (así en plural, cuando no existe ningún analista) y el 8 de enero a menos tardar te digo algo.
Feliz Navidad, en todos vuestros husos horarios.
Pero, una vez más, Catalonia is not Spain, y hoy se me ha acabado complicando tontamente la mañana por culpa de una feria que habrá en Barcelona dentro de tres meses pero que aparentemente debe organizarse hasta los mínimos detalles antes del 24.
Después de haber recibido máximo tres llamadas de teléfono en dos meses, esta mañana no ha parado la actividad febril de los chicos de la feria. Una llamada: “te voy a mandar una newsletter” (manda lo que quieras). Otra: “¿has recibido la newsletter?” (espera que abro el correo) Tercera: “¿te gusta la newsletter? ¿no es ideal?” (jo, es superbonita, tía) otra más: “¿gustará a los finlandeses la newsletter?” (fijo que les encanta).
No es mi primera experiencia con conversadores telefónicos ultramotivados from Catalonia, pero es la última que les aguanto tanto. Quinta llamada: “¿cuáles son los mayores importadores de delicatessen en Finlandia?”. Bonita, en Finlandia hasta el arroz es delicatessen. En esta tierra no crece nada y sus habitantes no anhelan nada. No creo que exista el mayor importador … existirá El Importador o más probablemente no existirá, pero no te preocupes, que pregunto a los analistas (así en plural, cuando no existe ningún analista) y el 8 de enero a menos tardar te digo algo.
Feliz Navidad, en todos vuestros husos horarios.